miércoles, 11 de enero de 2017

LA VERDAD


LA VERDAD
Con el término "verdad" podemos referirnos a una realidad o a una proposición y, así, hablamos de una verdad ontológica (de la realidad, del ser) o de una verdad lógica (del conocimiento, de la proposición mediante la que se expresa un juicio).

En el primer caso decimos que una cosa es verdad, o verdadera, para indicar que no se trata de una ilusión, de una apariencia, siendo entonces la verdad idéntica a la realidad, a lo que las cosas son. 

En el segundo caso consideramos que la verdad es una propiedad del enunciado, de la proposición (no de la realidad, del objeto) y decimos que la verdad consiste en la adecuación o correspondencia de la proposición con aquello a lo que se refiere (con los hechos, con la cosa). Si tal correspondencia no se da decimos que la proposición es falsa. Esta concepción de la verdad como adecuación, como correspondencia, fue formulada por Aristóteles y se ha mantenido como interpretación predominante de la verdad en el pensamiento filosófico hasta la actualidad, siendo reformulada en el siglo XX por B. Russell y por A. Tarski, quienes se propusieron despojarla de los elementos metafísicos, siendo conocida en la actualidad como la teoría semántica de la verdad.

Qué es Verdad:

La verdad es la correspondencia entre lo que pensamos o sabemos con la realidad. La palabra, como tal, proviene del latín verĭtasveritātis.
En este sentido, la verdad supone la concordancia entre aquello que afirmamos con lo que se sabe, se siente o se piensa. De allí que el concepto de verdad también abarque valores como la honestidad, la sinceridad y la franqueza.
Asimismo, la verdad se refiere a la existencia real y efectiva de algo, es decir, a la realidad, a la existencia concreta en el plano de los hechos
Vea también ¿Qué es la realidad?
Por otro lado, como verdad se denomina todo aquel juicio o proposición que no puede ser refutado racionalmente. En este sentido, la verdad es lo opuesto a la falsedad, a la mentira.
Vea también Mentira.
Como verdad, por otro lado, también podemos referirnos a la fidelidad a una idea, a la convicción absoluta de su justicia y su certeza. Por ejemplo: “Mi verdad es la Iglesia católica y la palabra del Señor”.
Una verdad, por otra parte, es una expresión clara, dicha resueltamente y sin adorno, con que se reprende o se corrige a alguien: “María le cantó sus cuatro verdades a Juan”.

Verdad en Filosofía

En Filosofía, la verdad implica siempre una relación entre un sujeto, es decir, una inteligencia, y un objeto, o sea, una realidad. Como tal, la verdad es la concordancia del pensamiento con lo real. En este sentido, si tal correspondencia no se da, entonces podemos afirmar que se trata de una proposición falsa.
Esta formulación, debida Aristóteles, mantiene vigencia hasta la actualidad. Santo Tomás de Aquino, por su parte, refería que la verdad era la inteligibilidad del ser y la correspondencia de la mente con la realidad, mientras que, para Kant, la verdad era una perfección lógica del conocimiento.

Verdad relativa

Una verdad relativa es una proposición que es cierta solamente cuando es considerada en relación con determinados criterios, como una norma, convención o punto de vista.
Las verdades relativas, en este sentido, dependen de principios o normas asociados a la cultura o época a partir de la cual se las esté considerando. De allí que la verdad de determinadas afirmaciones o proposiciones depende de cómo se las esté viendo, desde qué época, cultura y punto de vista.
Una verdad relativa, por ejemplo, es la afirmación que un habitante del trópico hace acerca de que hace frío. Esta percepción, que bien puede ser compartida por otros habitantes del trópico como una sensación térmica asociada al frío será muy diferente para un canadiense o un sueco, para quienes el frío está asociado a temperaturas bajo cero.

Verdad absoluta

Las verdades absolutas son las ideas o proposiciones que son ciertas para todas las culturas y todos los tiempos. En este sentido, las verdades absolutas son aquellas que podemos atribuir a la naturaleza y a determinados fenómenos o hechos, que son fijos, invariables, inalterables, así como también pueden se pueden atribuir a alguna significación trascendente, como las asociadas con la divinidad en ciertas religiones.

Así, las verdades absolutas son proposiciones que son absolutamente ciertas o absolutamente falsas, sin restricciones o puntos medios. Por ejemplo: el hielo es sólido, el agua es mojada, la muerte es el cese de las funciones vitales.

martes, 15 de noviembre de 2016

La historia de la lectura


                                                                       La lectura

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La lectura es un fenómeno humano complejo estudiado principalmente por un área de las neurociencias denominada psicología cognitiva, una especialidad científica interdisciplinaria que retoma importantes aportes tanto de las ciencias del cerebro y de la cognición como de la psicología en general para elaborar modelos científicos rigurosos que intentan entender y explicar lo que sucede en el cerebro durante el proceso de la lectura y otros fenómenos cognitivos similares. Podemos decir, primero que todo, que la lectura comienza cuando se da un estímulo sensitivo externo a través de uno solo o una conjunción de los sentidos, es decir, cuando por ejemplo se fija la mirada en un texto escrito. En tal caso, los ojos, que son dos órganos sensoriales capaces de percibir la luz en el entorno del individuo, envían tal percepción en forma de señales a través de los nervios ópticos hasta el cerebro, donde se entrecruzan en el quiasma óptico y llegan al lóbulo occipital que interpreta esas señales y “decide” que se trata de símbolos a los que luego el cerebro decodifica, les da identificación y les asigna significado. Hay que entender que la función única de los órganos sensoriales es la captación del estímulo exterior, que es enviado en forma de señales al sistema nervioso central y que solo adquiere significación cuando esas señales son procesadas por el cerebro, haciendo de la lectura un fenómeno eminentemente neurológico y psicológico, entendida esta como dar sentido a los símbolos. Es por esta razón que los diferentes medios de lectura, tanto el visual como por ejemplo utilizar el sistema braille, o aun escuchar una narración oral, parecen estimular las mismas zonas del cerebro en todos los seres humanos —aquellas relacionadas con el lenguaje y la imaginación— y evocar imágenes, ideas y sentimientos mediante mecanismos muy similares. Si bien la lectura parece ocurrir mayormente en la región de cerebro llamada lóbulo temporal (la principal zona del cerebro relacionada con el lenguaje), también tiene gran actividad en ella la corteza visual ubicada en el lóbulo occipital, que trabaja no solo para procesar información visual sino para recrear imágenes mentales; así como otras muchas regiones varias del cerebro esparcidas por toda la neocorteza cerebral, característica que la lectura comparte con otras funciones intelectuales superiores como la habilidad matemática y la conciencia y que es un signo de su complejidad neurológica.


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